Reproducimos este comunicado observando la importancia de cuestionar el manejo irresponsable que hacen los medios masivos de comunicación frente a los sucesos del país, participando de esta manera en la destrucción de culturas, pueblos, tradiciones, medicinas y personas.
Tomado de:
http://amigosdeltaitaguillermo.blogspot.com/2014/05/comunicado-la-opinion-publica.html
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA
Medellín, Antioquia, 01 de mayo de 2014
Sobre el tratamiento
mediático en torno a la coyuntura que
atraviesa el Taita Guillermo Mavisoy Mutumbajoy del pueblo Kamëntsa Biyá
Los abajo firmantes, grupo de ciudadanos de
varias regiones del país, que conocemos y hemos sido pacientes del Taita
Guillermo Mavisoy Mutumbajoy, manifestamos que:
Ante el
fallecimiento del joven de nacionalidad británica Jack Henry Miller, suceso con
el cual se ha vinculado al Taita Guillermo Mavisoy Mutumbajoy del resguardo
Kamëntsa Biyá, y frente a la ya larga cadena de noticias que han aparecido
tanto en medios nacionales como internacionales, los aquí firmantes
consideramos necesario y urgente plantear algunos puntos de vista que difieren
de aquellos que han predominado hasta ahora.
Pero la
consternación ante la tragedia acontecida no puede silenciarnos frente a la
injusticia que se está cometiendo contra el Taita Guillermo Mavisoy y su
familia al acusarlo de formas más o menos explícitas de la muerte del joven Miller,
insinuando que él no es un Taita verdadero, que esta es una consecuencia de su
irresponsabilidad, que, como otros, el Taita se ha dedicado solo a lucrarse con
el yagé, que el remedio que él ofrece no es en realidad yagé o, aún más, que el
yagé es peligroso y mata a las personas.
No
somos nosotros quienes debemos dar la última palabra sobre lo sucedido;
confiamos en que los hechos se aclararán poco a poco. Pero sí nos sentimos
llamados a exigir un mínimo de ética y profesionalismo por parte de los medios
que de forma tan ligera, tan desinformada, tan irresponsable, han estigmatizado
o contribuido a mancillar, en primer lugar, la medicina ancestral y sagrada del
yagé, y, en segundo lugar, el buen nombre del Taita Guillermo Mavisoy y su
familia.
Hacemos
un llamado a que se respete el derecho fundamental a la presunción de
inocencia, a que se espere el dictamen de medicina legal sobre los antecedentes
de salud y el estado general del cuerpo del joven Henry Miller, y a que se
atienda no solo a lo que se puede decir desde la orilla de la población
mayoritaria de nuestro país, sino también a la voz de las autoridades indígenas,
quienes deben pronunciarse sobre el caso a partir de su cosmovisión.
Pero
más allá de esta lamentable tragedia, nos sentimos convocados por un compromiso
con la vida, con la justicia, con lo que comprendemos como seres conscientes a
partir de nuestra propia experiencia, a dar fe y testimonio de que el Taita
Guillermo Mavisoy es un médico tradicional en todo el sentido de la palabra,
que nos ha asistido, tratado y curado de diversas enfermedades tanto físicas
como espirituales, así con yagé como con otras plantas medicinales, y cuyo
conocimiento ha heredado de sus maestros Taitas Mayores y de sus antepasados.
Ante el Taita Guillermo Mavisoy solo tenemos palabras de profundo
agradecimiento por su entrega incondicional al trabajo y a sus pacientes; por
la responsabilidad, humildad, nobleza y sentido de humanidad que lo caracterizan;
y sobre todo por su medicina sagrada, medicina de vida que nos ha sanado,
limpiado y liberado, de enfermedades, dolencias y tristezas que quizás pueden
resumirse en la profunda falta de sentido y de amor que experimenta el ser
humano contemporáneo.
Si bien
el yagé ha llegado a las ciudades con especial fuerza en los últimos años, y
aun reconociendo que en muchas ocasiones se ofrece en condiciones indebidas en
que no se le profesa el respeto necesario a una medicina tan antigua y sagrada,
nosotros sabemos y declaramos, con todo el respeto por los abuelos indígenas
que son sus guardianes, que esta medicina no es solo un elemento cultural de un
pueblo sino un regalo de Dios para cualquier ser humano que se acerque a ella
con sinceridad y respeto buscando luz y sanación.
El yagé,
en sí mismo, no mata, como lo han sostenido diversos estudios realizados por
investigadores occidentales, y como lo prueba principalmente la experimentación
y el trabajo realizado con esta planta sagrada durante cientos de años por
parte de los abuelos indígenas. Esto no significa negar que se hayan presentado
muertes, que no dejan de ser excepcionales, en el contexto de ceremonias de
yagé. Sin embargo, llama la atención que en el caso del saber médico occidental
se asuman con tanta naturalidad las muertes que se han presentado a causa de
procedimientos o medicamentos que no deberían representar en condiciones
normales un riesgo para la vida, pero que en determinadas circunstancias
excepcionales desembocan en un resultado trágico; en cambio, cuando una
circunstancia excepcional como estas se presenta en el contexto de la medicina
tradicional indígena, se desprestigia por completo este saber ancestral sin
reparar en los innumerables casos en que esta medicina opera literalmente
milagros.
Sin
intentar ofrecer una visión definitiva de este asunto, sí cabe hacer ciertas precisiones
necesarias. El yagé no es ilegal; es una planta cuyo uso es calificado, incluso
por académicos occidentales, como “razonablemente seguro”[1]
(muchos de ellos, además, llegan a reconocer abiertamente sus propiedades
medicinales). Es una planta fundamental en la medicina tradicional indígena de
numerosas comunidades de la región amazónica en Colombia, así como en la
Amazonia ecuatoriana y peruana, que, por lo tanto, ha sido sometida a un larguísimo
tiempo de experimentación. El médico tradicional, llamado Taita o Curaca, es
reconocido en su calidad de médico a través de procesos de evaluación por parte
de los Taitas Mayores y con credencial otorgada por las autoridades de su
comunidad o cabildo, como es el caso del Taita Guillermo Mavisoy.
Hasta ahora nada se sabe sobre la causa real del fallecimiento del joven Miller. Lo que hay que sopesar con suma prudencia en este caso es si el Taita puso todo su conocimiento y su habilidad en salvar la vida de este joven, como el médico tradicional que es. Es decir, si el Taita hizo lo que le correspondía hacer, lo que cualquier otro Taita auténtico haría en las mismas circunstancias para evitar este desenlace fatal. A nosotros no nos cabe duda de que así fue, porque sabemos de su diligencia y su entrega, además de su experiencia y su conocimiento. Ahora bien, si no cabe acusar a un médico occidental como culpable cuando ha tratado a un paciente poniendo en ello toda su experticia, como otro médico calificado podría hacerlo, si este paciente muere a causa de una reacción adversa no prevenible por el médico, ¿cabría hacer esta acusación en el caso de un médico tradicional indígena?
Hasta ahora nada se sabe sobre la causa real del fallecimiento del joven Miller. Lo que hay que sopesar con suma prudencia en este caso es si el Taita puso todo su conocimiento y su habilidad en salvar la vida de este joven, como el médico tradicional que es. Es decir, si el Taita hizo lo que le correspondía hacer, lo que cualquier otro Taita auténtico haría en las mismas circunstancias para evitar este desenlace fatal. A nosotros no nos cabe duda de que así fue, porque sabemos de su diligencia y su entrega, además de su experiencia y su conocimiento. Ahora bien, si no cabe acusar a un médico occidental como culpable cuando ha tratado a un paciente poniendo en ello toda su experticia, como otro médico calificado podría hacerlo, si este paciente muere a causa de una reacción adversa no prevenible por el médico, ¿cabría hacer esta acusación en el caso de un médico tradicional indígena?
El yagé
no es una moda, ni es una droga, ni sus efectos pueden compararse, como han
dicho muchos periodistas ingenuos e irresponsables, con una “traba”. Quien haya
tomado yagé sabe que nadie se vuelve adicto a esta planta, porque su efecto no
es un divertimento, sino una confrontación con lo más profundo de nosotros
mismos, un encuentro con la belleza de la naturaleza y sobre todo una apertura
al amor y al perdón infinitos de Dios. Esta es la medicina que hemos recibido
del Taita Guillermo Mavisoy: una medicina que es regalo de Dios y a la cual,
sin exageración lo decimos, le debemos nuestra vida.
Exigimos
entonces respeto por el Taita GUILLERMO MAVISOY MUTUMBAJOY, por su familia y por muchas personas que, como
nosotros, no somos alienados ni drogadictos ni fanáticos, sino personas
conscientes y responsables de nuestra vida que hemos encontrado un camino que
consideramos verdadero, lleno de felicidad y de amor, junto a las medicinas de
la Madre Tierra, junto a los abuelos y sobre todo con Dios y en Dios.
Esperamos
que este triste episodio sea aclarado y que se le trate con justicia verdadera al
Taita Guillermo y a su familia, limpiando su buen nombre y su honra, ganados en
muchísimos años de trabajo, dedicación y servicio del que nos hemos beneficiado
cientos de personas.
Dando
fe de lo antes dicho, firmamos a continuación:
Vocero:
Santiago Andrés Duque Cano
Filósofo
- Estudiante de Maestría en Filosofía, U. de A.- Docente
Juan Fernando Rivera Muriel
Filósofo
-Estudiante de Maestría en
Filosofía,
U. de A.
|
Simón Trujillo Montoya
Médico
y Cirujano - R 2 de Medicina Interna
Medellín
|
|
Silvia Nicté Villatoro
Rodríguez
Médica
y Cirujana
Medellín
|
María Patricia Ramírez Calvo
Bogotá
|
|
Esteban Duque Serna
Tecnólogo
en Electrónica y
Estudiante
de Ingeniería Electrónica
Medellín
|
Julián Camilo Ospina Saldarriaga
Filósofo
Medellín
|
|
José Luis Aristizábal Soto
Contador
Público
Medellín
|
Camilo Betancur Echeverry
Periodista
Medellín
|
|
Sergio Alejandro Henao Ramírez
Estudiante
de Licenciatura en Filosofía
Medellín
|
Vanessa Delgado Villegas
Estudiante
de Medicina Veterinaria
Medellín
|
|
Andrea Carrillo Lozada
Estudiante
de Filosofía
Medellín
|
Andrés Felipe Arenas Herrera
Docente
de Inglés
Medellín
|
|
Jair Daniel Pérez Hoyos
Docente
de Lenguas Extranjeras
Medellín
|
Denis Lucía Carvajal Sánchez
Medellín
|
|
Héctor Alirio Ortiz Jiménez
Contador
Público
Bogotá
|
Juan Carlos Rodríguez Hernández
Bogotá
|
|
Pedro Pablo Orjuela Bello
Bogotá
|
Cristian David Palacio Granada
Estudiante
de Tecnología en Artes Dramáticas
Medellín
|
|
Lucía Toro Ochoa
Bogotá
|
Nelson Francisco Triana Nova
Bogotá
|
|
Luis Alejando Dávila Zambrano
Maestro
en Artes Visuales
Pasto
|
Giovanna Patricia Criollo Delgado
Lic.
en Educación Especial
Pasto
|
|
Maria Alejandra Arenas Herrera
Gestora
de Costos y Presupuestos
Medellín
|
Federico Franco Castro
Pereira
|
|
Iván Rodríguez Valencia
Abogado
Pasto
|
Boris Delgado Hernández
Psicólogo
Pasto
|
|
Luisa Fernanda Bacca
Abogada
Pasto
|
Johana Mercedes Villota
Pasto
|
|
Daniel Martín Henao
Pasto
|
Luis Alberto
Delgado Villamarin
Lic. Artes visuales
Pasto
|
|
Ximena Ordóñez Rosero
Ingeniera industrial
Pasto
|
Edna Carolina Díaz Velásquez
Estudiante de Relaciones Internacionales y estudios
políticos
Bogota
|
|
Laura Tatiana Ortega Pedraza
Estudiante
de Biología
Bucaramanga
|
Erika Torres Higuera
Bióloga
Centro
Cultural Ciudad Blanca
Bogotá
|
|
Cristian Andrés Oliveros
Estudiante de
química, investigador CROM-MASS
Bucaramanga
|
Clarena Marín Trujillo
Comunicadora Social
Cali
|
|
Sandra Milena Molina
Psicóloga
Pasto
|
Tomás López
Biólogo Marino, estudiante de posgrado
Cancún, México
|
|
Carolina Lovera
Cajica
|
Adriana Vergara Salazar
Antropóloga
Docente
Uniminuto
Cosultora Ciet
( Centro de Estudios e Investigaciones
Etnograficas)
Bogotá
|
|
Juan Camilo Restrepo Giraldo
Terapeuta
Holístico,
Medellín, Colombia
|
Christian David Beltran
estudiante de antropología
|
|
Eric van den HOVE Abogado |
[1]
Ver: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/cuan-peligroso-es-experimentar-con-ayahuasca-yage/385199-3
, consultado el 30/04/2014
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